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¿Por qué nos da miedo el cambio laboral?

teletrabajo

¿Te atemoriza la sola idea de cambiar de trabajo y por eso continúas ejerciendo una labor que no te agrada y que solo consigue hacerte infeliz?

Estás atravesando una crisis, pero ello no siempre es malo, ya que el término «crisis» proviene del griego krisis que quiere decir ‘cambio’. Es decir, que las crisis, por lo general, nos obligan a cambiar así no lo deseemos.

¿Cambiar de trabajo a los 40 o 50 es una mala decisión?

Muchas veces hemos oído de la llamada «crisis de los 40», pero ¿en realidad sabemos qué significa?

A pesar que el cambio es parte de la naturaleza humana, cuanto más te acercas a los 40 años menos cambios quieres realizar en tu vida y eso se debe a que nuestro cerebro ama su zona de comodidad, que abarca todo lo que conoce y a lo que está acostumbrado. Por ello, relaciona el término crisis con molestia y descontento.

Cuando aparece una crisis, el miedo y la inseguridad se apoderan de nosotros, pues nos aterroriza perder lo que hemos conseguido tras años de trabajo duro. Sin embargo, no nos percatamos de que estamos ya en la mitad de nuestra vida y que es el mejor momento para evaluar si en verdad estamos haciendo lo que nos gusta, lo que nos hace sentir plenos.

Las crisis nos ayudan a tomar conciencia de la forma en que vivimos y nos dan la oportunidad de dar un giro a nuestra vida para mejorarla. No obstante, muchas veces nos escudamos tras la excusa de que ya no estamos en edad para cambiar, y eso solo evidencia que estamos súper asustados.

Pero no se preocupe, el miedo también tiene su lado bueno, pues nos saca del aletargamiento y nos impulsa a superarnos.

¿Dejar el trabajo por ansiedad?

El trabajo que desempeñamos nos proporciona un modo de vida y un lugar en la sociedad, lo que se relaciona directamente con nuestro amor propio; por ello, decidir continuar en él, a pesar de no sentirnos a gusto, nos genera una gran tensión y ansiedad.

Estos cambios generan una infinidad de dudas sobre lo que pasará y sobre cómo enfrentaremos las pérdidas si nos equivocamos. Por esa razón, elegimos permanecer en un trabajo o en una carrera que no nos satisface.

¿Qué provoca este miedo al cambio laboral?

Nuestro cerebro es como un mapa del que solo conocemos una parte. Esa parte conocida llamada consciencia es un espacio ampliamente accesible para nosotros, es como un barco con motor nuevo. Sin embargo, la otra parte, la que no conocemos es la llamada inconsciente, es como el viento que impulsa las velas cuando el motor falla.

El sistema de activación reticular (SAR) controla la parte inconsciente de nuestro cerebro. Es el responsable de la alerta y del patrón de sueño, es el que avisa de los peligros.

Lo cierto es que si accedemos a esta parte no conocida del cerebro descubrimos grandes tierras inexploradas con abundante materia prima por explorar, pero también existen peligros, a los que llamaremos “filtros mentales”, trampas que nos impiden llegar a desarrollar todo el potencial de esas tierras fructíferas.

La función del SAR es fijarse en los peligros potenciales, filtrando la enorme cantidad de información que recibe cada día.

A modo de ejemplo, imagina un rompecabezas de madera para niños cuyas piezas geométricas encajan perfectamente en su determinado lugar. Pero si una de ellas tiene forma circular, por más esfuerzos que hagas en meterla en el espacio cuadrado, simplemente no cabrá.

El filtro mental del SAR actúa de forma parecida. Para la consciencia el resto de ideas es considerado un error de bulto, un sesgo de los sentidos. El llamado sesgo de la información.

Entonces, ¿las oportunidades que vemos existen en verdad?

A veces sólo vemos lo que nosotros queremos ver, lo que encaja en el molde.

En ciertos momentos de nuestras vidas es necesario que toquemos fondo (problemas laborales, anímicos o de pareja) que nos haga cuestionar el rumbo de nuestra vida y así arriesgarnos a tomar una decisión distinta, a dar el siguiente paso.

Por el contrario, otro mecanismo de cambio también son las emociones positivas: mejorar la relación de pareja, formar un hogar, consolidar una familia.

Asimismo, tenemos rutinas que se nos hacen difíciles de abandonar o transformar, como dejar de consumir tabaco, tener una vida sana, mantenernos en nuestro peso ideal, ir al gimnasio o salir a correr, no olvidarnos de los quehaceres y reglas del hogar, entre otros.

En síntesis, hay variaciones en nuestras vidas que son más difíciles de manejar que otras.

El cambio empieza por uno mismo, tienes que cambiar tanto tus pensamientos como tus sentimientos.

Esto quiere decir lo siguiente.

Cómo superar el miedo a emprender

Nuestro cerebro es la unión de dos sistemas que trabajan al mismo tiempo y se relacionan: el raciocinio y las emociones.

El conocido filósofo Platón expresaba que el lado emocional de las personas era como un caballo desbocado, mientras que el racional era el auriga que lo mantenía bajo control y lo encaminaba. Esto significa que nada de lo que estoy expresando es un descubrimiento reciente.

¿Has roto la dieta? ¿Llamaste a tu ex solo para molestar a su actual conquista? ¿Cada cierto tiempo te propones dejar un vicio y recaes?

Cuando pospones tus metas y/o responsabilidades laborales, sucede lo mismo.

Los humanos tenemos un lado que nos permite evaluar situaciones para tomar decisiones y otro lado instintivo y que muchas veces nos hace actuar de manera rápida pero sin medir las consecuencias. Si solo tomamos decisiones con un solo lado, estas se pueden salir de control.

Y nosotros somos los que finalmente nos rendimos porque las cosas no salen como las planeamos.

El autocontrol es una virtud que las personas tenemos que con el tiempo puede terminarse.

Cuanto más grande sea el cambio que quieras realizar, igual de grande tiene que ser el control de ambos lados que poseemos, lo que significa que este se termina más rápido. Cuando la razón y las emociones nos influencian por igual, existe una transformación real. Por eso es importante encaminar en el mismo sentido el corazón y la mente. Uno no funciona bien sin el otro.

Uno no logra sus objetivos hasta que se compromete firmemente a llegar a ello.

Si quieres realizar una modificación en tu vida, necesitas trabajar internamente ambas partes del cerebro que permiten estos cambios para poder lograr tu cometido.

Casi siempre, cuando tenemos una caída es por nuestra misma falta de precisión.

Al crear un nuevo negocio, nosotros mismos nos proponemos cumplir una serie de pasos para lograr nuestro objetivo, como por ejemplo crear las redes sociales de la empresa, cubrir de manera óptima el marketing digital, que los bienes de la empresa funcionen, inspeccionar el funcionamiento de nuestros canales, etcétera.

Se puede realizar una serie de cambios en nuestras vidas, empezando por uno solo: cumpliendo la meta que te trazas. Un ejemplo de esto es proponerse tomar tres litros de agua todos los días hasta una fecha pactada por nosotros mismos. Esto es para poder entrenar la parte racional de nuestro cerebro.

A la parte sentimental, se le puede adiestrar al incluir en nuestra actividad pactada otra actividad que pueda ser realizada al mismo tiempo y verle el lado positivo a esto (haciendo esto me siento bien, realizando tal cosa al mismo tiempo me permite ganar tiempo…). Piensa en cómo este cambio te ayuda a crecer de manera personal. Mírale el lado positivo a esa situación.

En tu negocio se aplica de la misma manera: proponte abrir un nuevo taller de enseñanza e incrementar tu oferta. Ahora plantéatelo, ¿Como puedo lograr esa finalidad? Lo puedo lograr organizando una clase de un tema de interés por un grupo y ofrecerlos a un precio justo en el mercado.

Pequeños cambios pueden lograr grandes diferencias. Es importante saber si la transformación que quieres para tu vida te conduce en el buen sentido a largo plazo.

Las consecuencias de estas modificaciones son las que ponen en evidencia si estos cambios están encaminados al objetivo que quieres lograr y analizar y saber qué otras variaciones puedes agregar para alcanzar tus metas.

Tus resultados son el producto de los hábitos que sostengas

Si dejas de hacer lo que no tiene algo positivo para aportar a largo plazo y sigues realizando lo que te encamina a tus objetivos, lograrás todo lo que te propongas. Realizar pequeños pero significativos cambios harán que vuelvas a confiar en ti mismo y a prosperar en tu proyecto personal.

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